Puterapia

Las palabras son como las personas, tienen su carácter, de hecho la misma palabra puede ser distinta depende de cómo se diga. El ejemplo más claro es la palabra Boludo. Existen 15mil maneras distintas de decir Boludo y por lo tanto existen 15mil Boludos distintos en una sola persona.

Tenes el “Boludo autocritico”, que viene después de darte cuenta que tu nivel de boludez en sangre esta por las nubes y te olvidaste el celular, la billetera o cualquier otro elemento del que dependa tu desempeño cotidiano. Ese boludo es un : “ Ay! Que Boludo!” Con bronca, porque te das cuenta de que sos un boludo y te lo gritas para hacerte cargo, es un aullido catártico que resulta en un vano esfuerzo de exorcizarte de tu boludez, cosa imposible.

Otro ejemplo de Boludo es el “Boludo consolador” Que es emitido, entonado, enunciado con ternura y que no es de ningún modo un insulto. Es una palabra que condensa toda una frase, porque en lugar de decir “ Uy! amigo, que garrón che! Pero bueno no estés mal, ya va a pasar” ,  le podes decir a ese amigo que se encuentra en un mar de angustia: “ Boluuudoooo” estirando las vocales, articulando las letras suavemente y despacio, con pose maternal, girando el cuello levemente, juntando las manos y con mirada  comprensiva . Ese “Boluuuudoooo” Es recibido en los oídos de tu amigo como “Chabón, estoy para lo que necesites”.

Como dijo Fontanarrosa , no es lo mismo decir que alguien es sonso, o tonto, a decir que es un pelotudo. Entonces, hay palabras que son irremplazables, porque decir malas  palabras, no habla de ser un mal educado, todo lo contrario, el hecho de poder encontrar la palabra justa y tener un manejo de lenguaje de la injuria, la sinonimia en las palabras para no repetir la puteada, habla de alguien muy bien formado, y que cuenta con una habilidad indispensable a la hora de mandar  a alguien a la concha de su hermana, que es una situación que inevitablemente nos tocará pasar en algún momento de la vida, y que, por lo tanto, debemos estar preparados y saber putear para mantener nuestro orgullo, honor,  respeto y por sobre todas las cosas, salud.

Por otro lado, hay palabras que si bien, también son entendidas como burdas, o de mala educación, son indispensables para expresar el sentimiento, la carga emotiva,  el estado anímico. El ejemplo por excelencia es “Mierda”: La palabra más hermosa de nuestro idioma, con una fuerza, consistencia, textura y potencia única. No hay palabra que se le acerque en tanto reflejar la furia, la mala leche, y toda la mala vibra que nos invade. La mierda dejó de ser un sustantivo para ser un adjetivo, uno con la mierda ya califica las cosas “Teléfono de mierda, viejo de mierda, colectivo de mierda, esto es una mierda, sos una mierda”. Insisto. Que buena palabra! ¿Qué sería de nosotros si no existiera? Odiaría insultar como si fuera una película doblada “ Este maldito teléfono! Diantres, pisé estiércol! Caracoles! Perdí el bus!”  Horrible, lo más neutro y carente de fuerza y pasión que existe. Poder decir “Mierda!” a los cuatro vientos es lo más sano que hay.  

Si creen en el poder sanador de la puteada, propongo que hagamos puterapia cada vez que podamos. Dejar salir nuestro impulso agresivo en esa forma, en lugar de pegarle una piña a la pared. Demostrar que podemos enojarnos con nosotros mismos y pelearnos con nosotros, haciéndonos cargo de que muchas veces somos el pelotudo que te caga el día. No estoy diciendo que entres a tu casa cruzado escupas a tu vieja y la mandes a la mierda de onda, estoy diciendo que como medio de expresión y liberador de strees (o scuatro también), la puteada es un gran recurso.

**LauCHa**