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Pagar las cuentas... cuenta como favor

Una moladora resuena por encima de bocinazos matutinos mientras puteadas y gritos dibujan la melodía en la que los fuertes golpeteos de un martillo marcan el irritante compas de un orquestado kilombo que la capital me proporciona a modo de despertador. Mientras prendía la tele y aparecía la publicidad de Macri diciendo  “Va a estar bueno Buenos Aires”, me arrastré hasta la cocina para hacerme un café. Incliné la pava para que la cascada de agua caliente rompa contra la taza y empiece a colorear mi infusión mañanera y, de pronto, escuché al ascensor deteniéndose en mi piso… Dudé un momento, tenía el presentimiento que mi intranquilo despertar no iba a ser la única mala noticia de esos primeros instantes del día. En efecto, un sutil aunque familiar ruido de papel contra madera  proveniente de mi puerta  despejó mis dudas y transformó mi presentimiento en un hecho demasiado real. Están en lo correcto, se trataba de lo que ustedes imaginan: La cuenta del teléfono y con ella, el molesto adjunto… la factura de internet. Estaban ahí, tirados en la puerta, mirándome como quien abandona a un niño deforme, rogando que me haga cargo de ellas.

Creo que son pocas las cosas que me rompen más las pelotas que ir a pagar las cuentas. Pero no de Laucha por desembolsar la plata, me molesta toda la odisea que conlleva pagar una factura. Por eso no concuerdo con lo que propone la publicidad de Pago Fácil, de que no cuenta como favor ¿No cuenta como favor? Somos varios los que coincidimos en que ir a pagarle las cuentas a alguien equivale a entregar a tu novia a un amigo virgen para darle el debut. Ustedes seguro dirán “ Pero que exagerado!” pero si conocieran a este pibe, con tal de que suelte el ganso y deje de babosearse cada vez que nos juntamos con chicas y nos haga quedar como el culo, ustedes también entregarían a sus novias…

 No, en serio, no es de exagerado, tengan en cuenta todo lo que implica pagar una cuenta. Y no hablo de hacer la cola nada más, aunque hacer la cola es irritante (digo “hacer la cola” excluyendo todo tipo asociación que puedan estar haciendo los mal pensados entre mi novia y mi amigo) pues, pararse en esa fila es como esperar para que te atienda el dentista. Lo tenes que hacer, pero sabes que una vez que entres la vas a pasar mal. Es algo parecido lo que pasa cuando haces la cola para pagar las cuentas, la diferencia es que con el dentista quizás hay revistas, a lo mejor la más reciente es un diario del 98 que encima ya tiene la sopa de letras resuelta, pero por lo menos podes entretenerte.  

El tema es que cuando pagas las cuentas, ves un montón de gente que espera como vos, y su cara de fastidio es lo que más me molesta. Yo no te digo que pongamos reggaeton al palo y nos pongamos a perrear todos mientras esperamos, pero si me voy a encontrar con un tipo con cara de ogete atrás del mostrador cuando por fin llegue mi turno, seamos solidarios y pongámosle onda. Tras que estamos todos de mal humor por el sacrificio que estamos haciendo la gente cuando está en una fila muestra lo peor de sí: Está el tipo que te pisa el talón porque quiere avanzar aunque no tenga sentido hacerlo, porque por más que avance esos  40 cm no lo van a atender inmediatamente. La señora a la que yo denomino, “La señora del off side” que te pone en el compromiso diciendo “Ya vengo”  se va y cuando vuelve tenes que hacer de juez de línea diciendo “Si, si, está volviendo. La señora estaba adelante mío”  Está el boludo que se ata los cordones y no te deja pasar cuando por fin te toca. También está la anciana desorientada que nos involucra en el confuso dialogo:

- ¿Esta cola es para pagar las rentas y patentes atrasadas?

-No se señora, yo vengo a pagar el teléfono-

 Por suerte, a veces salta el pagador experimentado que redirige a la vieja a otra cola diciendo:

-No doña, esa es allá-

 En fin son muchos los personajes, pero el peor para mi es el nabo que te atiende.  Al lugar que voy yo siempre tengo el mismo problema. Pasa que te atienden como en una cabina que hay un vidrio grueso por si alguno se le ocurre sacar un arma (situación probable si consideramos el ambiente que podría crearse en la fila si “La señora del off side”, el boludo  del cordón rebelde y la vieja desorientada aparecen juntos) 

También hay un parlante y del otro lado se divisa un hombre con cara de desgastado, camisa y corbata, look de oficinista despeinado y que nos convoca diciendo “El que sigue!”  Está todo bien con la seguridad, el potencial tiroteo y masacre que pueda darse y bla bla bla, pero si no me puedo comunicar con el tipo que me quiere cobrar la cosa podría ponerse peor. Siempre tengo el mismo diálogo:

-Laucha: Buen día

-Cajero: ……. 

Todavía no estoy seguro si el silencio es por el vidrio anti bombardeos o si simplemente es un forro.

Cuando le paso las facturas por la hendidura, con miedo a que sea una guillotina el cajero hace un procedimiento automatizado pasando el papel por el escaner, toca sin dejar de mirar la factura unos botones en la computadora, pone la boleta en la impresora y me dice el precio sin que pasen más de 5 segundos.  De hecho si fuera por él, el trámite sería rápido y hasta llevadero. El problema está en el precio: $ 153,02. Por lo cual el dialogo de todos los meses se extiende:

-Cajero: 3 pesos

-Laucha: Disculpa, no te escucho bien

-Cajero: Que si tenes tres pesos!

-Laucha: A ver… no

-Cajero:  y 5 centavos?

-Laucha: Cómo?

-Cajero: 5 centavos!!

-Laucha: No, no. Monedas no tengo

-Cajero: Marcos!!! Traeme cambio. Tomá..

-Laucha: Gracias, hasta luego

-Cajero: El que sigue!

Si inventaran el billete de 3 pesos se soluciona todo tipo de problema financiero de la nación. La gente sería feliz, no se mataría por conseguir monedas de 1 peso.  La plata circularía más fácil en el mercado interno. En fin, Cristina tomá nota.

Ustedes me dirán ¿Pero por qué no le haces caso a las multinacionales cuando te ofrecen la factura electrónica con su fin bondadoso y ecologista? Porque lo que ellos se ahorran en impresión de facturas y papel, lo gasto yo imprimiendo la puta factura que encima la tengo que pagar. Y como no puedo, tampoco puedo pagarlas por internet, estoy condenado a escuchar el temible sonido del sobre chocando contra mi puerta, a hacer filas con gente sentenciada al mismo castigo, debo sufrir la indiferencia e irritación de hablar contra un vidrio. Pero bueno, es el precio que hay que pagar.

**LauCHa**

PD: A mi amigo, quiero decirte que la próxima vez prefiero ir a pagarte el ABL y el gas. Y era joda lo que te dije, pará de mensajearle a mi novia!


5 comentarios:

PaNo..!! dijo...

jeje.. hace ya 1 año que al pagar las facturas por internet me pierdo de la aventura. Peor es la vieja que se le ocurre pagar las facturas por cajero automático en la fecha de cobro... casi se la comen viva!!

Macarena Anahí dijo...

Jajaja! es un forro... ¡y no se entrega a la novia!, eso es de forro también.. Muy buena lauchin!

Anónimo dijo...

jajaja hacele leer esto a luchiluuuu

te amo splinterrrrrr

beso y mucha luz!

Charla

Daro dijo...

EHHH!!! te voy a cobrar por derecho de autor.... creo q hay un grupo en facebook, con una historia real vivida por unos amigos y yo en la q alguien decidio la creacion del billete de $3. Esperaba una infima mencion mientras leia esa parte...... te dejo el link, si llegamos al millon lo llevo al congresoooooooo! ;)

te dejo el liniki: http://www.facebook.com/pages/QUIERO-EL-BILLETE-DE-3/115121968521444

Laucha dijo...

Daro: eso de lo del billete de 3 pesos me lo dijiste vos en la playa con un vaso de fernet en la mano y de ahí me quedó. No sabía que existía un texto... Ahora lo leo! no me armes kilombo con sadaic que ya estoy complicado con los juicios,con esa idea de plantar que me tiraste se me lleno de bogas la cuestion. Abrazo

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