Super CHOTO

Hace un par de semanas que vengo súper encaprichado con un home theather que vi en el COTO que está a la vuelta de mi casa, y hoy finalmente curé esa calentura con ese aparato comprándolo (masturbación consumista). Ya lo enchufé y está buenísimo, lo único que tiene de malo es su procedencia, y no porque haya sido ensamblado por niños esclavos nepaliános en China, con las partes fabricadas en Corea, con el aluminio de Argentina e importado por una empresa española, no hablo de ese origen sino de la procedencia inmediata: el COTO que está a la vuelta de mi casa.

Son muchas las cosas que detesto que me pasen: tener que hacer trámites, limpiar el baño y/o la fuente del horno, pisar agua con medias, sacar la comida que queda en la rejita de la bacha después de lavar los platos, llegar al edificio y que el ascensor esté en último piso. En fin, la lista es muy larga (léase 35 cosas que me rompen las pelotas en feisbuc o acá http://www.megaupload.com/?d=46MWBCMW), pero ir al COTO a hacer las compras del mes está sin duda alguna en mi Top Five de cosas que odio, y por muchas razones.

En primer lugar, me da por las bolas tener que fumarme una cola interminable en la “caja rápida” cuándo sólo quiero comprar fideos y puré de tomate. La caja rápida es la falacia más grande que conozco, siempre es la fila más larga y siempre el cajero es un pelotudo que se equivoca cuando cobra, o la gente que está adelante mío siempre paga con débito y está 10 minutos, para colmo la fila de al lado siempre, pero siempre va más rápido y si me llego a cambiar de fila, la otra se mueve más rápido.

En segundo lugar, siempre agarro el carrito que anda mal, el que no dobla, el que para girar hay que hacer güili, el que cuando está muy cargado las rueditas no ruedan, ese que a los 10 minutos te dan ganas de tirarlo con fuerza contra el primer plasma de 52’’ pulgadas que se te cruce o contra la pirámide de latas de choclo.

Igual no se si soy el único, pero cuando se alinea Venus con la Tierra, es 17 de mayo, un meteorito chocó con plutón y justo ese día Claro no me mandó un mensaje para ir a Sudáfrica o para que cargue una tarjeta, es entonces cuando me toca agarrar el carrito que anda bien y cuando me transformo en Schumacher (yumager): tomando las curvas cerradas y haciendo pasar el carrito por los espacios angostos que quedan entre changuito y changuito, o entre changuito y góndola (ya se, pero con algo me tengo que entretener)

En tercer lugar, si hay algo que me da muy pero muy por las bolas, es no encontrar las cosas y que cuando le pregunto al zapato que labura ahí, dice algo como – está ahí atrás de la leche, pasando el pateé de ganso- lo que dice es imperceptible, sin ganas y sin siquiera mirarme, por lo tanto, no puedo ni leerle los labios. Me dan ganas de patearle la escalerita y que se haga concha mientras acomoda las góndolas. Lo peor de todo es que si le pedís que te repita, te mira con cara de culo lo dice fuerte y de mala manera. ….. Algún día le voy a patear la escalerita.

Díganme mal llevado, ortiva, lo que quieran, pero la gente me pone de las chapas, sobre todo ese rata que no te deja meter el brazo para agarrar algún lácteo por que esta viendo si lleva el queso de $8 o el de $9, y para eso tiene que tardar 4 minutos. La vieja ortiva que está con un changuito reventado de cosas, como para darle de comer a todo el edificio, te ve con un sache de leche, un puré chef, manteca y un bife, y no te deja pasar, sin embargo, yo la tengo que dejar pasar por el simple hecho de que ella es vieja. Si estas personas estuviesen en algún momento de su vida, sobre una escalerita, no dudaría en patearla.

Por último, a todos los cajeros del mundo: NUNCA VOY A TENER MONEDAS PARA USTEDES, NO ME PIDAN MÁS!, y por favor, empiecen a tener cambio, no quiero estar 15 minutos parado atrás de la caja, esperando a que me traigan el vuelto, no me hagan patearles las escaleras, embestir cosas y personas con el changuito.

**LauCHa**